Novena a San Pascual Bailón


Habiéndose complacido el Señor de ilustrar al glorioso San Pascual Bailón con innumerables y continuos milagros, se ha dilatado su devoción por toda la cristiandad con júbilo grande de los fieles. Muchos para hacerse más merecedores y dignos de los beneficios del Santo., han practicado y practican el Novenario o devotos Ejercicios de nueve días en su honor, y el Señor se ha dignado bendecir continuamente sus piadosos fervores dispensándoles gracias infinitas por intercesión del mismo, concediéndoles liberalmente lo que desean conseguir.

ADVERTENCIAS 
Para hacer con devoción y fruto esta Novena
El fin e intento principal del que quiere practicar estos devotos Ejercicios, debe ser no solo para alcanzar alguna gracia particular, sino de enmendar su vida o perfeccionarla más con los ejemplos que se citan. Esto hace conseguir la gracia que se desea, porque empeña al Santo para alcanzarla por lo que el fruto de este Novenario y los efectos de la verdadera devoción a San Pascual han de ser principalmente la destrucción del pecado y la práctica de las virtudes cristianas. No solo se puede hacer en los nueve días que preceden o suceden a su fiesta, sino también en otros nueve continuos de cualquier tiempo del año según la devoción o necesidad lo exija. Acostumbran algunos hacerlo en los nueve domingos que preceden a su solemnidad, que se celebra el 17 de Mayo, o en otros nueve domingos continuos, para mayor obsequio del Santo, que nació y murió en domingo de Pascua del Espíritu Santo.

INTRODUCCIÓN.
Postrado de rodillas delante de una Imagen del Santo, y hecha la señal de la cruz, se principia diciendo el siguiente

ACTO DE CONTRICIÓN.
¡Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por vuestra infinita bondad, y por qué os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido: propongo firmemente nunca más pecar, y espero de vuestra divina misericordia, me daréis gracia, para enmendarme y perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.

DÍA PRIMERO.
MEDITACIÓN
Sobre la humildad del Santo.
Considera que la humildad es la base de la cristiana perfección, y el fundamento de la virtud. Cuanto más sublime fue la santidad de San Pascual, tanto más profunda debió ser su humildad. Siendo un pobre pastorcillo se gozaba en pastorear el rebaño de las ovejas, porque con este ejercicio se conservaba en la humildad. Cuando ya fue religioso abrazaba con sumo placer los más viles oficios del Convento; procuraba ser despreciado de todos, y se reputaba por el más vil pecador del mundo, sin embargo de ser inocentísimo: y si oía alguna palabra de alabanza se avergonzaba y se confundía.
El no haber sido muerto de los herejes, cuando en presencia de estos confesó la verdad de la Fe católica romana, lo atribuía a su poco merito, diciendo: que si el hubiera sido bueno, le hubiera dado el Señor la corona preciosa del martirio.
Si deseas ser favorecido de Dios debes procurar ser humilde, teniendo sobrados motivos, por los pecados que has cometido. Ruega pues a este glorioso Santo que te alcance del Señor un vivo conocimiento de tu nada, a fin de que despojado para siempre de la soberbia, sigas en adelante el camino verdadero de la humildad, con la siguiente

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo Padre mío San Pascual! que por la profunda humildad que en vuestra vida tuvisteis, sois sublimado del Señor a tanta gloria; obtenerme, os ruego el que yo también sea humilde, a fin de que por medio de esta virtud, llegue a la consecución de la perfección cristiana, haciéndome de esta suerte merecedor de los premios prometidos a los humildes en la eterna gloria; y por vuestra piedad alcanzadme del Señor la gracia que os pido en este Novenario, si ha de ser provechosa a mi alma. Amén.
Ahora se rezan tres Padres nuestros con tres Ave Marías y Gloria Patri.

RESPONSORIO
Pascual santo, cuyo nombre
Brilla en virtud y en señales
Que de gracias celestiales
Enriqueces tanto al hombre.
Oye fácil desde el cielo
Al que en peligro te implora:
Al que gime y tiembla y llora
Dale paz, dale consuelo.
Golpeas en la arca y suenas,
Y en son misterioso auguras
Ya desgracias, ya venturas,
Y el mundo de asombro llenas.
Oye fácil desde el cielo
Al que en peligro le implora;
Al que gime y tiembla y llora
Dale paz, dale consuelo.
Ya que a ti con poder tanto
La Trinidad te bendijo;
Gloria al Padre, gloria al Hijo
Gloria al Espíritu Santo.
Oye fácil desde el cielo
Al que en peligro te implora;
Al que gime y tiembla y llora
Dale paz, dale consuelo.

Aquí se rezara tres veces el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri: y concluidos, se repite otra vez el Responsorio. Al fin de este se vuelve a rezar por tres veces el Padre nuestro, Ave María, etc. Se repite el Responsorio, y se concluye diciendo:
Ruega por nosotros bienaventurado San Pascual.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN.
Dios, que al bienaventurado San Pascual, Confesor tuyo, honraste con el ardiente amor a los Sagrados Misterios de tu cuerpo y sangre; concédenos propicio, que así como percibió la espiritual dulzura y suavidad de este divino convite, merezcamos también el percibirla nosotros. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Ahora cada uno pedirá en su interior la gracia que desee conseguir por intercesión del Santo. Se hace una breve pausa, concluyendo con los Gozos puestos al final. Este mismo orden se observara en lodo el Novenario, variando solamente la Meditación y Oración que corresponden a la virtud de cada día.

DÍA SEGUNDO.
MEDITACIÓN
Sobre la penitencia del Santo.
Uno considera que en el paraíso se entra solamente o penitencia. El que ha perdido la inocencia por haber pecado, necesita hacer penitencia si quiere entraren el cielo. De tal suerte se ejercitó San Pascual en esta sublime virtud, que por todo el discurso de su vida no se separó de ella, afligiendo rigurosamente su cuerpo en varios modos, negándole siempre cualquier alivio, bien que lícito; no obstante, de que por no haber jamás cometido culpa grave, fue siempre inocente.
Daba lo mas de su comida a los pobres, contentándose con una corta porción de pan y algunas yerbas cogidas entre las inmundicias, con lo que se alimentaba una sola vez al día; pasando muchas veces sin alimento alguno tres continuos días: llevaba siempre agudos cilicios, y ceñía sus desnudas carnes con una gruesa cadena de hierro. Diariamente se daba sangrientas disciplinas, y no era motivo para dejar este ejercicio, el hallarse enfermo; pues en el mismo día de la fiebre de una prolongada cuarentena que padeció lo puso en obra. Sus pies siempre anduvieron desnudos sobre hielos, nieves y espinas: para cubrir su cuerpo usaba de un solo hábito aun en lo riguroso del invierno. Dormía solamente tres horas en la noche sobre una estera, en tierra, y por reclinatorio de su cabeza tenía un ardido y duro reclinarse en parte alguna. A vista de esto confúndete; pues estando cargado de culpas, por haber seguido tus apetitos, tratas tu cuerpo con blandura, sin negarle cosa que llegue a apetecer; por tanto suplica de corazón y dile al Santo la siguiente

ORACIÓN
¡Oh gloriosísimo Padre mío San Pascual! que así uniste con la inocencia la penitencia, alcanzadme, os ruego, del Señor la gracia de hacer una verdadera penitencia de mis pasados pecados, y una mortificación de mis desordenadas pasiones, a fin de no cometer en adelante culpa alguna. Y conseguidme del Señor, si ha de ser para gloria suya, lo que pido en este santo Novenario. Amén.

DÍA TERCERO
MEDITACIÓN
Sobre el desprecio de mundo que hizo el Santo 
Uno considera que quien tiene puesto su afecto, y va en busca de las delicias de la tierra, de las riquezas y honores del mundo, no merece, ni puede gozar las consolaciones celestiales. Siendo San Pascual en el siglo un pobre pastorcillo, quiso adoptarle por hijo un rico caballero, y hacerle heredero de todos sus bienes, mas el Santo jamás quiso consentir  esto, diciendo quería seguir a Jesucristo en pobreza y desnudez. Cuando sus hermanos trataban de los intereses temporales de la casa, el lo despreciaba todo, no queriendo nada; y en efecto renunció a favor de sus hermanos la legítima que le pertenecía Cuando ya se vio Religioso Menor, de tal suerte despreció las cosas de la tierra, que solamente usaba de un habito el más vil y remendado que podía darse en el Convento; pues únicamente le servía para cubrir la desnudez de su cuerpo. El no tener su celda puerta, era indicio de que no tenia uso propio en cosa alguna, aun de las lícitas y conformes a su profesión, despreciando todas las temporales. Reflexiona ahora en ti mismo y advierte cuan superfluamente has deseado y caminado en busca de la vanidad terrena, por la que te has alejado de Dios y de la consecución de los bienes del cielo. Recurre pues a este heroico triunfador del mundo engañoso, diciéndole.

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo San Pascual! que con suma constancia despreciaste todas las cosas de este valle de miserias, obtenedme de gracia, el que yo también abomine los placeres y vanidades terrenas que me hacen olvidar y separar del aprecio de los bienes eternos, y que en adelante viva siempre elevado mi pensamiento en las cosas de la gloria, de suerte, que no solo cuanto
Os pido en este devoto Ejercicio, sí cuantas obras hiciere, se dirijan a gloria de Dios y utilidad de mi alma. Amén.

DÍA CUARTO.
MEDITACIÓN
Sobre la inocencia y pureza del Santo.
Considera que quien se conserva en una vida inocente y pura, se hace semejante a los Ángeles, digno de las gracias del Señor, y recibe consolaciones en la muerte. Tan exacto era San Pascual en conservar la inocencia de sus costumbres, que cuando era secular no quiso en cierta ocasión gustar un racimo de uva tomado de una viña, por no ser cómplice aun en cosa mínima, en el daño de los otros. Jamás permitió que el ganado que el pastoreaba hiciese daño alguno en ajena posesión; y si casualmente le hacía, luego lo recompensaba con su salario. Ayudaba a los labradores a segar y recoger las mieses sin jornal alguno, por compensar cualquier daño que sin advertirlo hubiese ocasionado el ganado en los sembrados. No se le advirtió jamás articular palabra ociosa ó indecente, ni mentira alguna, ni menos juraba, se querellaba ó murmuraba, aun siendo secular. Por mantener terso el espejo de la virginidad: nunca concurrió a los festines y recreos de los pastores, usando siempre de un gran rigor contra sí mismo en las disciplinas y ásperas mortificaciones que hacía a fin de tener guardado intacto su cuerpo de toda inmundicia. Da ahora una vista a tu vida y considera cual le adviertes, despojado de aquella preciosa joya de la inocencia bautismal, por haber sobradamente acariciado tu cuerpo, y no haber refrenado tus apetitos desordenados: suplica por tanto a este inocentísimo Santo, y dile de corazón la siguiente.

ORACIÓN.
¡Oh  gloriosísimo Padre mío San Pascual! ya que fuiste en vuestra vida un Ángel en las costumbres, sin haber perdido jamás el candor de la pureza e inocencia bautismal, humildemente os suplico me consigáis del Señor una muerte total a todas mis desordenadas pasiones, un odio implacable a toda culpa y fortaleza para vencer todas las tentaciones del enemigo infernal, a fin de que en adelante pueda vivir puro e inmaculado a imitación vuestra; alcanzadme también cuanto con total resignación en el divino querer os pido en este santo Novenario. Amén.

DÍA QUINTO.
MEDITACIÓN
Sobre la oración del Santo.
Considera que la oración es una elevación de la mente a Dios; la cual consiste en alabarlo, adorarlo y agradecer sus beneficios, en hacerle oferta de nosotros mismos, de nuestros afectos, acciones y trabajos, y con pedirle sus gracias.
San Pascual, de continuo estaba ocupado en la oración por el júbilo que tenia de tratar con Dios; y estaba tan sumergido en la contemplación de las cosas celestiales, que no solo gastaba gran parle del día, mas aun de la noche, y muchas veces las noches enteras empleaba en ferviente contemplación. De este familiar dialogo con Dios seguían aquellos continuos raptos, no solamente mientras oraba, sí aun cuando estaba ocupado en los ejercicios exteriores y corporales , pues fue visto muchas veces arrebatado en el aire, teniendo en sus manos los instrumentos del oficio y trabajo en que la obediencia le tenía colocado. La oración fue para San Pascual la mina prodigiosa de la que sacó su gran santidad, y aquella ciencia, con la cual (bien que ignorante) compuso varios libros llenos de maravillosa doctrina. Si deseas desarraigar de tu alma los vicios y plantar las virtudes, conseguir fortaleza para vencer las tentaciones, y mantener tu corazón lleno de devoción y santos pensamientos, dedícate al ejercicio de la oración. Por ella se purifica el alma de los pecados, se regocija el espíritu de Dios, se expele la tibieza y se enciende la llama del amor divino. Abraza pues este santo ejercicio si quieres recibir de Dios aquella abundancia de gracias que concede a quien gusta tratar con el. Mas para impregnar de la Majestad divina con tal espíritu, recurre al Santo y dile:

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo Padre mío San Pascual! cuan distante me veo de aquel camino que vos pisasteis en vida, y de los divinos documentos que me han enseñado a velar y orar para poder triunfar del dragón infernal. Mírame, Santo mío, vacío de obras buenas y de devoción, lleno de iniquidad y maldades; alcanzadme, os ruego, el don de la santa oración, con la cual sea ilustrado mi entendimiento, y sepa implorar por medio vuestro aquellas divinas gracias que sean más útiles para mi eterna salud, y consiga lo que en este día humildemente os pido. Amén.

 DÍA SEXTO.
MEDITACIÓN
Sobre la caridad del Santo para con Dios y el prójimo
Considera que sin el amor de Dios no puede alguno salvarse. Nosotros estamos obligados a amarle por su infinito merito, y por los beneficios que nos ha hecho y que de continuo nos hace; y por obedecerle somos constreñidos a amar al prójimo como a nosotros mismos. Tal era el incendio de amor divino que tenía en su corazón San Pascual, que le obligaba a dar muchas veces suspiros impetuosos, para atemperar el divino ardor. No sabía conversar ni hacer operación alguna que no fuese dirigida al Criador, y en todas las criaturas veía motivos para alabar la inmensa bondad de Dios, y el amor que tenia al prójimo le hacía acudir al socorro de todas sus necesidades corporales y espirituales. Siendo aun secular enseñaba a sus compañeros, consolaba a los afligidos, componía litigios, corregía defectos, animaba a los tibios para que se dedicasen al servicio de Dios; se dolía de las penalidades ajenas, y se privaba del propio alimento por darlo a los necesitados. Si deseas salvarte, necesario es que procures aumentar en ti este amor para con Dios y el prójimo; porque por medio de la caridad se purifica el alma de los pecados, se perfecciona en las cristianas virtudes, y se hace poco menos que arbitra de la divina Omnipotencia. Y aquello que se hace a favor de los pobres, es recibido y aceptado por Jesucristo, como hecho a favor del mismo; por tanto recurre al Santo y dile:

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo Padre mío San Pascual! que tan lleno estuvo vuestro espíritu de amor de Dios y del prójimo, alcanzad a mi frió corazón una caridad perfecta, con la cual separe de mí toda tibieza y negligencia en el servicio de Dios, a fin de que principiando a amar al Señor con toda mi alma y tratar con mas afabilidad a los pobres, que siempre he despreciado , me haga merecedor de amarle y gozarle eternamente con vos en el cielo; y pueda aun ahora ser consolado, si es del divino agrado, fin la gracia que por medio de este santo Novenario pido. Amén.

DÍA SÉPTIMO.
MEDITACIÓN
Sobre el grande amor del Santo al Santísimo Sacramento.
Considera que nuestro Salvador, después de habernos llenado de innumerables beneficios pura demostrarnos el exceso de su amor, quiso quedarse en el eucarístico Sacramento, que es el don mayor que pudo darnos, pues en él está todo un Dios y hombre. El amor al Santísimo Sacramento del Altar, parece que fue el especial distintivo de San Pascual; porque de continuo, día y noche, siempre que podía, estaba arrodillado adorándole en la iglesia; y cuando no podía asistir al templo personalmente, en todo sitio tenia vuelto su rostro hacia el sagrado Tabernáculo, protestando que le adoraba con los repetidos actos de amor y obsequio que practicaba. Siendo aun secular no pudiendo oír la Misa, por no tener a quien fiar la custodia de su rebaño, se ponía de rodillas en medio de los campos, y cuando oía el señal de la campana, inicio de la elevación de la Hostia consagrada, de tal suerte se inflamaba en el amor de Cristo Sacramentado, que mereció muchas veces ver abiertos los cielos, y que los Ángeles le manifestasen el Sacramentado Pan para que le adorase. Tu corazón está muy desviado en los afectos de otros objetos profanos, y por tanto se advierte tan distante del amor hacia este divino Sacramento, venerándolo fríamente cuando asistes al sacrificio de la Misa, y sin fervor alguno al verle expuesto a la pública oración de los fieles. Recurre pues al Santo y dile de corazón.

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo San Pascual! que fuiste sumamente inflamado en el amor hacia este augustísimo Sacramento, hacedme participante de aquel fuego que ardía en vuestro pecho, a fin de que yo también devoto y enamorado de tan divina comida, me acerque más hambriento con pureza de corazón y reverencia a tan augusta mesa; y conseguidme que en la última hora  de mi vida no sea privado de este Santo viatico; y el favor que os pido en este día, si es del divino beneplácito. Amén.

DÍA OCTAVO.
MEDITACIÓN
Sobre la devoción del Santo a María Santísima. 
Considera como habiendo nuestro Redentor elegido a la Virgen Santísima por Madre suya, la ha constituido juntamente por Señora del universo, y quiso que por medio suyo pasen todas las gracias que nos concede, y así debemos venerarla por su gran merito y por nuestra utilidad. San Pascual, desde muy niño se dedicó a servirla, y en ella, como en madre suya, colocaba todos sus buenos sucesos. Reverenciándole todos los días con rezar su Oficio y Corona, de lo que era devotísimo; y con otros obsequios y demostraciones de afecto y reverencia. Fomentaba esta devoción en todos, hacía rosarios para darlos a otros, y después de haberlo rezado, le llevaba en las manos o en el cuello. Llevaba en su cayado la Imagen de la Virgen, y hallándose en las campiñas lo fijaba en tierra, sirviéndole de oratorio, proponiendo a su vista suaves coloquios. Siendo ya Religioso, creció de tal suerte su devoción a la Madre de Dios, que se hizo merecedor de sus muchas apariciones, con las que quedaba sumamente consolado. Si deseas conseguir de Dios cuanto necesitas en esta vida y en la otra, enfervorízate en la cordial devoción de la Santísima Virgen, y experimentaras los efectos. Entre tanto acude al Santo, para que te haga participante de aquella su gran devoción que siempre la tuvo, y dile afectuoso la siguiente.

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo Padre mío San Pascual! que desde niño fuiste recibido de la Reina del cielo bajo su especial protección, concededme os ruego, la gracia de saber imitar vuestras virtudes, para que yo también sea digno de su protección: y siendo esta gran Señora constituida por Dios por medianera de todas las gracias celestiales a favor del género humano, consiga yo por medio suyo y vuestro patrocinio, la de salvar mi alma; y reciba juntamente las que con corazón contrito pido en este devoto Ejercicio. Amén.

DÍA NONO.
 MEDITACIÓN
Sobre la preciosa muerte del Santo.
Considera que quien bien vive, muere bien, y quien vive en desgracia de Dios, no hará una muerte feliz. Avisado del médico San Pascual de que se le aproximaba la hora de su muerte, lleno de consuelo, se puso a hacer dulces y fervorosos coloquios a un Crucifijo que tenía a su vista, porque veía cumplidos ya sus deseos. Padecía a violencias del accidente; pero jamás se lamentó ni pidió treguas a sus mortales angustias por el gran deseo que tenia de mas padecer. Tomando después en una mano el Crucifijo, y en la otra el Rosario, con suma tranquilidad, invocando los dulcísimos nombres de Jesús y de María, suavemente espiró. Fue necesario tener expuesto su cadáver tres días continuos por el numeroso concurso que acudía a venerarlo y recibir las gracias que por su intercesión dispensaba el Señor, honrándole con muchos milagros. De su sepulcro, Reliquias, e Imágenes se oían y oyen algunos golpes, con los que da señales y avisos a los fieles de aquello que ha de suceder.¡ Cuan dolorosa y amarga te será la hora de la muerte, y cuan poderosas entonces las asechanzas del enemigo infernal si le has seguido en la vida, y no procuras la asistencia y protección de los Santos para aquel trance final! Por tanto, procura pues vivir en adelante en aquel modo que querrías haber vivido en la hora postrera, e implora del Santo su favor y patrocinio, diciéndole con devoción:

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo San Pascual que tan sublimado os miráis de todo un Dios! compadeceos de mis miserias, socorred mis necesidades, no menospreciéis las súplicas que con mayor fervor renuevo en este último día de vuestro Novenario. Alcanzadme del Señor cuanto humildemente os he pedido en estos Ejercicios: ponedme para siempre bajo vuestro patrocinio, y conseguidme finalmente, os ruego, todas aquellas virtudes que me son necesarias para hacer un feliz transito a la otra vida, donde para siempre ame, bendiga y alabe al Señor por infinitos siglos. Amén.

SUPLICA
Para concluir el Novenario, y se dirá el último día de los Ejercicios.
Postrado humildemente en vuestra presencia ¡Oh poderosísimo abogado mío, y especialísimo protector, San Pascual! me ofrezco por vuestro devoto y perpetuo siervo. Me regocijo de la gloria que en el cielo gozáis, y de cuanto el Señor os ha honrado en la tierra, haciendo vuestro nombre así glorioso por medio de tantos y tan maravillosos milagros. Suplico por los muchos favores que de Dios habéis recibido, y por la devoción y amor grande que tuvisteis con vida al augusto Sacramento del altar y a María Santísima, me toméis bajo vuestro patrocinio pidiéndoos como por principal gracia, la consecución de la salud eterna de mi alma. Obtenedme un odio y aborrecimiento grande a toda ofensa de Dios, para que libre en adelante de toda culpa, viva siempre inflamado en la caridad de Dios y del prójimo. Asistidme en el mayor conflicto, cual es el de la hora de mi muerte, para que esta sea en gracia del Señor, tranquila y gustosa, y después de ella goce al bendecir, disfrutar y alabar a aquel Dios que con vos siempre se ostentó maravilloso y liberal. Protegedme también en todas mis necesidades temporales, y conseguidme cuanto os pido si es de utilidad a mi alma, pues que a vos de todo corazón me encomiendo con firme esperanza de conseguir cuanto deseo de la divina piedad por vuestra intercesión; aunque mis deméritos me hacen indigno de conseguir gracia alguna del Señor. Amén.

FIN.
Pues tu imán, vida y sustento
Fue el pan vivo celestial.
Logremos por ti, Pascual,
Los frutos del Sacramento.
Sois de la Virgen María,
Pastorcillo, visitado,
Y a Jesús Sacramentado
El cielo te descubría:
Que aun los cielos derretían
De tu amor el ardimiento. Logremos por ti....
La provincia del Bautista en el reino de Valencia, goza la grande excelencia que el cielo su hábito os vista: Clara y Francisco a tu vista lo bajan del firmamento. Logremos, etc.
Con la divina virtud tantos milagros obráis, que a todo mal desterráis y sois fuente de salud: de muertos gran multitud os deben vital aliento. Logremos, etc.
De ciencia infusa dotado, siendo luego sois Doctor, Profeta y Predicador, Teólogo consumado: de alcanzar ciencia abogado al humano entendimiento. Logremos, ele.
Sois Francisco en la humildad,
En la obediencia y pobreza,
Alcántara en la aspereza,
Luis en la castidad,
Un Diego en la Caridad,
Y en toda virtud portento.
Logremos, etc.
Sois del suelo levantado. de tu oración al fervor, crece en el campo el verdor, y es el pan multiplicado: cual Moisés habéis sacado varias fuentes al sediento. Logremos, etc.
Entre herejes preguntados si Cristo en la hostia existe de celo tu fe se viste y lo predica alentado: y aunque
Fuiste apedreado, no morir fue tu tormento. Logremos, etc.
Si Cristo en la hostia está vivo con señas de muerto, tu cadáver señal cierto de vida con golpes da: con voz
Alternado a la hostia el mismo portento. Logremos, etc.
Vos, el Pan Sacramentado, cuando ya mas no pudiste, con los ojos le comiste después de haber espirado: en la. Misa levantado muerto le miráis atento. Logremos, etc.
Con tus golpes admirables celas de Dios los honores, de herejes y pecadores conviertes innumerables: anuncias cosas notables, causas ya horror ya contento. Logremos, etc.
Tiene en ciudad celestial tu alma de Serafín silla, tu cuerpo en Real Capilla descansa en Villa-Real, gajes goza de inmortal, y es de corrupción exento. Logremos, etc.

TORNADA.
Pues tu imán, vida y sustento
fue el pan vivo celestial.
Logremos por ti, Pascual,
Los frutos del Sacramento.
Ora pro nobis B. Paschalis.
Ut digni efficiamur promissionibus Christi.

OREMUS.
Deus, qui B. Paschalis, Confessorum tuum mirifica erga Corporis et Sanguinis tui sacra mysteria dilectione decorasti: concede propitius, ut quam elle ex hoc divino convivio spiritus percepit pinguendinem, eamdem et nos percipera mereamur. Qui vivis et regnas in saecula saeculorum.
 Amén.

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