Novena a Santa Bibiana para implorar su protección en todas las necesidades espirituales y temporales , Abogada singular contra la alferecía , perlesia y gotacoral. Compuesta por un Devoto por los favores recibidos ( Madrid 1807)

SANTA BIBIANA

Deben los que se dedican a hacer esta santa Novena ejercitarse en los nueve días en oraciones, piadosos ejercicios y buenas obras, a gloria de Dios, y honra de su Sierva Santa Bibiana, procurando avivar una gran confianza en los méritos de esta milagrosa Santa, esperando alcanzar de Dios  por su intercesión lo que se la pide (si conviene) para la salvación de sus almas; y si no, que la Santa nos alcance de Dios el  favor que les convenga para su eterna felicidad.
Sera bien confesar y comulgar el día primero de la Novena, para que purificada el alma de las culpas, sean las obras hechas en gracia., meritorias de la vida, eterna, y más eficaces para, conseguir el beneficio particular que se pide en la Novena.
Para obligar a la Santa, se la podrán consagrar los obsequios que a cada uno, le dictare su devoción, ó los que le aconseje su Padre espiritual.
Pues puestos de rodillas delante de  algún Altar o imagen de Santa Bibiana, levantando el corazón a Dios, que está presente, y ofreciendo a su Majestad todas sus obras, palabras y pensamientos  a su mayor gloria, honra de la Reina de los Ángeles la Virgen María, y obsequio de Santa Bibiana, hará la señal de la Cruz, y dirá de todo corazón: Señor mío Jesucristo 

Novena a San Pascual Bailón


Habiéndose complacido el Señor de ilustrar al glorioso San Pascual Bailón con innumerables y continuos milagros, se ha dilatado su devoción por toda la cristiandad con júbilo grande de los fieles. Muchos para hacerse más merecedores y dignos de los beneficios del Santo., han practicado y practican el Novenario o devotos Ejercicios de nueve días en su honor, y el Señor se ha dignado bendecir continuamente sus piadosos fervores dispensándoles gracias infinitas por intercesión del mismo, concediéndoles liberalmente lo que desean conseguir.

ADVERTENCIAS 
Para hacer con devoción y fruto esta Novena
El fin e intento principal del que quiere practicar estos devotos Ejercicios, debe ser no solo para alcanzar alguna gracia particular, sino de enmendar su vida o perfeccionarla más con los ejemplos que se citan. Esto hace conseguir la gracia que se desea, porque empeña al Santo para alcanzarla por lo que el fruto de este Novenario y los efectos de la verdadera devoción a San Pascual han de ser principalmente la destrucción del pecado y la práctica de las virtudes cristianas. No solo se puede hacer en los nueve días que preceden o suceden a su fiesta, sino también en otros nueve continuos de cualquier tiempo del año según la devoción o necesidad lo exija. Acostumbran algunos hacerlo en los nueve domingos que preceden a su solemnidad, que se celebra el 17 de Mayo, o en otros nueve domingos continuos, para mayor obsequio del Santo, que nació y murió en domingo de Pascua del Espíritu Santo.

INTRODUCCIÓN.
Postrado de rodillas delante de una Imagen del Santo, y hecha la señal de la cruz, se principia diciendo el siguiente

ACTO DE CONTRICIÓN.
¡Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, por vuestra infinita bondad, y por qué os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido: propongo firmemente nunca más pecar, y espero de vuestra divina misericordia, me daréis gracia, para enmendarme y perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.

DÍA PRIMERO.
MEDITACIÓN
Sobre la humildad del Santo.
Considera que la humildad es la base de la cristiana perfección, y el fundamento de la virtud. Cuanto más sublime fue la santidad de San Pascual, tanto más profunda debió ser su humildad. Siendo un pobre pastorcillo se gozaba en pastorear el rebaño de las ovejas, porque con este ejercicio se conservaba en la humildad. Cuando ya fue religioso abrazaba con sumo placer los más viles oficios del Convento; procuraba ser despreciado de todos, y se reputaba por el más vil pecador del mundo, sin embargo de ser inocentísimo: y si oía alguna palabra de alabanza se avergonzaba y se confundía.
El no haber sido muerto de los herejes, cuando en presencia de estos confesó la verdad de la Fe católica romana, lo atribuía a su poco merito, diciendo: que si el hubiera sido bueno, le hubiera dado el Señor la corona preciosa del martirio.
Si deseas ser favorecido de Dios debes procurar ser humilde, teniendo sobrados motivos, por los pecados que has cometido. Ruega pues a este glorioso Santo que te alcance del Señor un vivo conocimiento de tu nada, a fin de que despojado para siempre de la soberbia, sigas en adelante el camino verdadero de la humildad, con la siguiente

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo Padre mío San Pascual! que por la profunda humildad que en vuestra vida tuvisteis, sois sublimado del Señor a tanta gloria; obtenerme, os ruego el que yo también sea humilde, a fin de que por medio de esta virtud, llegue a la consecución de la perfección cristiana, haciéndome de esta suerte merecedor de los premios prometidos a los humildes en la eterna gloria; y por vuestra piedad alcanzadme del Señor la gracia que os pido en este Novenario, si ha de ser provechosa a mi alma. Amén.
Ahora se rezan tres Padres nuestros con tres Ave Marías y Gloria Patri.

RESPONSORIO
Pascual santo, cuyo nombre
Brilla en virtud y en señales
Que de gracias celestiales
Enriqueces tanto al hombre.
Oye fácil desde el cielo
Al que en peligro te implora:
Al que gime y tiembla y llora
Dale paz, dale consuelo.
Golpeas en la arca y suenas,
Y en son misterioso auguras
Ya desgracias, ya venturas,
Y el mundo de asombro llenas.
Oye fácil desde el cielo
Al que en peligro le implora;
Al que gime y tiembla y llora
Dale paz, dale consuelo.
Ya que a ti con poder tanto
La Trinidad te bendijo;
Gloria al Padre, gloria al Hijo
Gloria al Espíritu Santo.
Oye fácil desde el cielo
Al que en peligro te implora;
Al que gime y tiembla y llora
Dale paz, dale consuelo.

Aquí se rezara tres veces el Padre nuestro, Ave María y Gloria Patri: y concluidos, se repite otra vez el Responsorio. Al fin de este se vuelve a rezar por tres veces el Padre nuestro, Ave María, etc. Se repite el Responsorio, y se concluye diciendo:
Ruega por nosotros bienaventurado San Pascual.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN.
Dios, que al bienaventurado San Pascual, Confesor tuyo, honraste con el ardiente amor a los Sagrados Misterios de tu cuerpo y sangre; concédenos propicio, que así como percibió la espiritual dulzura y suavidad de este divino convite, merezcamos también el percibirla nosotros. Que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Ahora cada uno pedirá en su interior la gracia que desee conseguir por intercesión del Santo. Se hace una breve pausa, concluyendo con los Gozos puestos al final. Este mismo orden se observara en lodo el Novenario, variando solamente la Meditación y Oración que corresponden a la virtud de cada día.

DÍA SEGUNDO.
MEDITACIÓN
Sobre la penitencia del Santo.
Uno considera que en el paraíso se entra solamente o penitencia. El que ha perdido la inocencia por haber pecado, necesita hacer penitencia si quiere entraren el cielo. De tal suerte se ejercitó San Pascual en esta sublime virtud, que por todo el discurso de su vida no se separó de ella, afligiendo rigurosamente su cuerpo en varios modos, negándole siempre cualquier alivio, bien que lícito; no obstante, de que por no haber jamás cometido culpa grave, fue siempre inocente.
Daba lo mas de su comida a los pobres, contentándose con una corta porción de pan y algunas yerbas cogidas entre las inmundicias, con lo que se alimentaba una sola vez al día; pasando muchas veces sin alimento alguno tres continuos días: llevaba siempre agudos cilicios, y ceñía sus desnudas carnes con una gruesa cadena de hierro. Diariamente se daba sangrientas disciplinas, y no era motivo para dejar este ejercicio, el hallarse enfermo; pues en el mismo día de la fiebre de una prolongada cuarentena que padeció lo puso en obra. Sus pies siempre anduvieron desnudos sobre hielos, nieves y espinas: para cubrir su cuerpo usaba de un solo hábito aun en lo riguroso del invierno. Dormía solamente tres horas en la noche sobre una estera, en tierra, y por reclinatorio de su cabeza tenía un ardido y duro reclinarse en parte alguna. A vista de esto confúndete; pues estando cargado de culpas, por haber seguido tus apetitos, tratas tu cuerpo con blandura, sin negarle cosa que llegue a apetecer; por tanto suplica de corazón y dile al Santo la siguiente

ORACIÓN
¡Oh gloriosísimo Padre mío San Pascual! que así uniste con la inocencia la penitencia, alcanzadme, os ruego, del Señor la gracia de hacer una verdadera penitencia de mis pasados pecados, y una mortificación de mis desordenadas pasiones, a fin de no cometer en adelante culpa alguna. Y conseguidme del Señor, si ha de ser para gloria suya, lo que pido en este santo Novenario. Amén.

DÍA TERCERO
MEDITACIÓN
Sobre el desprecio de mundo que hizo el Santo 
Uno considera que quien tiene puesto su afecto, y va en busca de las delicias de la tierra, de las riquezas y honores del mundo, no merece, ni puede gozar las consolaciones celestiales. Siendo San Pascual en el siglo un pobre pastorcillo, quiso adoptarle por hijo un rico caballero, y hacerle heredero de todos sus bienes, mas el Santo jamás quiso consentir  esto, diciendo quería seguir a Jesucristo en pobreza y desnudez. Cuando sus hermanos trataban de los intereses temporales de la casa, el lo despreciaba todo, no queriendo nada; y en efecto renunció a favor de sus hermanos la legítima que le pertenecía Cuando ya se vio Religioso Menor, de tal suerte despreció las cosas de la tierra, que solamente usaba de un habito el más vil y remendado que podía darse en el Convento; pues únicamente le servía para cubrir la desnudez de su cuerpo. El no tener su celda puerta, era indicio de que no tenia uso propio en cosa alguna, aun de las lícitas y conformes a su profesión, despreciando todas las temporales. Reflexiona ahora en ti mismo y advierte cuan superfluamente has deseado y caminado en busca de la vanidad terrena, por la que te has alejado de Dios y de la consecución de los bienes del cielo. Recurre pues a este heroico triunfador del mundo engañoso, diciéndole.

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo San Pascual! que con suma constancia despreciaste todas las cosas de este valle de miserias, obtenedme de gracia, el que yo también abomine los placeres y vanidades terrenas que me hacen olvidar y separar del aprecio de los bienes eternos, y que en adelante viva siempre elevado mi pensamiento en las cosas de la gloria, de suerte, que no solo cuanto
Os pido en este devoto Ejercicio, sí cuantas obras hiciere, se dirijan a gloria de Dios y utilidad de mi alma. Amén.

DÍA CUARTO.
MEDITACIÓN
Sobre la inocencia y pureza del Santo.
Considera que quien se conserva en una vida inocente y pura, se hace semejante a los Ángeles, digno de las gracias del Señor, y recibe consolaciones en la muerte. Tan exacto era San Pascual en conservar la inocencia de sus costumbres, que cuando era secular no quiso en cierta ocasión gustar un racimo de uva tomado de una viña, por no ser cómplice aun en cosa mínima, en el daño de los otros. Jamás permitió que el ganado que el pastoreaba hiciese daño alguno en ajena posesión; y si casualmente le hacía, luego lo recompensaba con su salario. Ayudaba a los labradores a segar y recoger las mieses sin jornal alguno, por compensar cualquier daño que sin advertirlo hubiese ocasionado el ganado en los sembrados. No se le advirtió jamás articular palabra ociosa ó indecente, ni mentira alguna, ni menos juraba, se querellaba ó murmuraba, aun siendo secular. Por mantener terso el espejo de la virginidad: nunca concurrió a los festines y recreos de los pastores, usando siempre de un gran rigor contra sí mismo en las disciplinas y ásperas mortificaciones que hacía a fin de tener guardado intacto su cuerpo de toda inmundicia. Da ahora una vista a tu vida y considera cual le adviertes, despojado de aquella preciosa joya de la inocencia bautismal, por haber sobradamente acariciado tu cuerpo, y no haber refrenado tus apetitos desordenados: suplica por tanto a este inocentísimo Santo, y dile de corazón la siguiente.

ORACIÓN.
¡Oh  gloriosísimo Padre mío San Pascual! ya que fuiste en vuestra vida un Ángel en las costumbres, sin haber perdido jamás el candor de la pureza e inocencia bautismal, humildemente os suplico me consigáis del Señor una muerte total a todas mis desordenadas pasiones, un odio implacable a toda culpa y fortaleza para vencer todas las tentaciones del enemigo infernal, a fin de que en adelante pueda vivir puro e inmaculado a imitación vuestra; alcanzadme también cuanto con total resignación en el divino querer os pido en este santo Novenario. Amén.

DÍA QUINTO.
MEDITACIÓN
Sobre la oración del Santo.
Considera que la oración es una elevación de la mente a Dios; la cual consiste en alabarlo, adorarlo y agradecer sus beneficios, en hacerle oferta de nosotros mismos, de nuestros afectos, acciones y trabajos, y con pedirle sus gracias.
San Pascual, de continuo estaba ocupado en la oración por el júbilo que tenia de tratar con Dios; y estaba tan sumergido en la contemplación de las cosas celestiales, que no solo gastaba gran parle del día, mas aun de la noche, y muchas veces las noches enteras empleaba en ferviente contemplación. De este familiar dialogo con Dios seguían aquellos continuos raptos, no solamente mientras oraba, sí aun cuando estaba ocupado en los ejercicios exteriores y corporales , pues fue visto muchas veces arrebatado en el aire, teniendo en sus manos los instrumentos del oficio y trabajo en que la obediencia le tenía colocado. La oración fue para San Pascual la mina prodigiosa de la que sacó su gran santidad, y aquella ciencia, con la cual (bien que ignorante) compuso varios libros llenos de maravillosa doctrina. Si deseas desarraigar de tu alma los vicios y plantar las virtudes, conseguir fortaleza para vencer las tentaciones, y mantener tu corazón lleno de devoción y santos pensamientos, dedícate al ejercicio de la oración. Por ella se purifica el alma de los pecados, se regocija el espíritu de Dios, se expele la tibieza y se enciende la llama del amor divino. Abraza pues este santo ejercicio si quieres recibir de Dios aquella abundancia de gracias que concede a quien gusta tratar con el. Mas para impregnar de la Majestad divina con tal espíritu, recurre al Santo y dile:

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo Padre mío San Pascual! cuan distante me veo de aquel camino que vos pisasteis en vida, y de los divinos documentos que me han enseñado a velar y orar para poder triunfar del dragón infernal. Mírame, Santo mío, vacío de obras buenas y de devoción, lleno de iniquidad y maldades; alcanzadme, os ruego, el don de la santa oración, con la cual sea ilustrado mi entendimiento, y sepa implorar por medio vuestro aquellas divinas gracias que sean más útiles para mi eterna salud, y consiga lo que en este día humildemente os pido. Amén.

 DÍA SEXTO.
MEDITACIÓN
Sobre la caridad del Santo para con Dios y el prójimo
Considera que sin el amor de Dios no puede alguno salvarse. Nosotros estamos obligados a amarle por su infinito merito, y por los beneficios que nos ha hecho y que de continuo nos hace; y por obedecerle somos constreñidos a amar al prójimo como a nosotros mismos. Tal era el incendio de amor divino que tenía en su corazón San Pascual, que le obligaba a dar muchas veces suspiros impetuosos, para atemperar el divino ardor. No sabía conversar ni hacer operación alguna que no fuese dirigida al Criador, y en todas las criaturas veía motivos para alabar la inmensa bondad de Dios, y el amor que tenia al prójimo le hacía acudir al socorro de todas sus necesidades corporales y espirituales. Siendo aun secular enseñaba a sus compañeros, consolaba a los afligidos, componía litigios, corregía defectos, animaba a los tibios para que se dedicasen al servicio de Dios; se dolía de las penalidades ajenas, y se privaba del propio alimento por darlo a los necesitados. Si deseas salvarte, necesario es que procures aumentar en ti este amor para con Dios y el prójimo; porque por medio de la caridad se purifica el alma de los pecados, se perfecciona en las cristianas virtudes, y se hace poco menos que arbitra de la divina Omnipotencia. Y aquello que se hace a favor de los pobres, es recibido y aceptado por Jesucristo, como hecho a favor del mismo; por tanto recurre al Santo y dile:

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo Padre mío San Pascual! que tan lleno estuvo vuestro espíritu de amor de Dios y del prójimo, alcanzad a mi frió corazón una caridad perfecta, con la cual separe de mí toda tibieza y negligencia en el servicio de Dios, a fin de que principiando a amar al Señor con toda mi alma y tratar con mas afabilidad a los pobres, que siempre he despreciado , me haga merecedor de amarle y gozarle eternamente con vos en el cielo; y pueda aun ahora ser consolado, si es del divino agrado, fin la gracia que por medio de este santo Novenario pido. Amén.

DÍA SÉPTIMO.
MEDITACIÓN
Sobre el grande amor del Santo al Santísimo Sacramento.
Considera que nuestro Salvador, después de habernos llenado de innumerables beneficios pura demostrarnos el exceso de su amor, quiso quedarse en el eucarístico Sacramento, que es el don mayor que pudo darnos, pues en él está todo un Dios y hombre. El amor al Santísimo Sacramento del Altar, parece que fue el especial distintivo de San Pascual; porque de continuo, día y noche, siempre que podía, estaba arrodillado adorándole en la iglesia; y cuando no podía asistir al templo personalmente, en todo sitio tenia vuelto su rostro hacia el sagrado Tabernáculo, protestando que le adoraba con los repetidos actos de amor y obsequio que practicaba. Siendo aun secular no pudiendo oír la Misa, por no tener a quien fiar la custodia de su rebaño, se ponía de rodillas en medio de los campos, y cuando oía el señal de la campana, inicio de la elevación de la Hostia consagrada, de tal suerte se inflamaba en el amor de Cristo Sacramentado, que mereció muchas veces ver abiertos los cielos, y que los Ángeles le manifestasen el Sacramentado Pan para que le adorase. Tu corazón está muy desviado en los afectos de otros objetos profanos, y por tanto se advierte tan distante del amor hacia este divino Sacramento, venerándolo fríamente cuando asistes al sacrificio de la Misa, y sin fervor alguno al verle expuesto a la pública oración de los fieles. Recurre pues al Santo y dile de corazón.

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo San Pascual! que fuiste sumamente inflamado en el amor hacia este augustísimo Sacramento, hacedme participante de aquel fuego que ardía en vuestro pecho, a fin de que yo también devoto y enamorado de tan divina comida, me acerque más hambriento con pureza de corazón y reverencia a tan augusta mesa; y conseguidme que en la última hora  de mi vida no sea privado de este Santo viatico; y el favor que os pido en este día, si es del divino beneplácito. Amén.

DÍA OCTAVO.
MEDITACIÓN
Sobre la devoción del Santo a María Santísima. 
Considera como habiendo nuestro Redentor elegido a la Virgen Santísima por Madre suya, la ha constituido juntamente por Señora del universo, y quiso que por medio suyo pasen todas las gracias que nos concede, y así debemos venerarla por su gran merito y por nuestra utilidad. San Pascual, desde muy niño se dedicó a servirla, y en ella, como en madre suya, colocaba todos sus buenos sucesos. Reverenciándole todos los días con rezar su Oficio y Corona, de lo que era devotísimo; y con otros obsequios y demostraciones de afecto y reverencia. Fomentaba esta devoción en todos, hacía rosarios para darlos a otros, y después de haberlo rezado, le llevaba en las manos o en el cuello. Llevaba en su cayado la Imagen de la Virgen, y hallándose en las campiñas lo fijaba en tierra, sirviéndole de oratorio, proponiendo a su vista suaves coloquios. Siendo ya Religioso, creció de tal suerte su devoción a la Madre de Dios, que se hizo merecedor de sus muchas apariciones, con las que quedaba sumamente consolado. Si deseas conseguir de Dios cuanto necesitas en esta vida y en la otra, enfervorízate en la cordial devoción de la Santísima Virgen, y experimentaras los efectos. Entre tanto acude al Santo, para que te haga participante de aquella su gran devoción que siempre la tuvo, y dile afectuoso la siguiente.

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo Padre mío San Pascual! que desde niño fuiste recibido de la Reina del cielo bajo su especial protección, concededme os ruego, la gracia de saber imitar vuestras virtudes, para que yo también sea digno de su protección: y siendo esta gran Señora constituida por Dios por medianera de todas las gracias celestiales a favor del género humano, consiga yo por medio suyo y vuestro patrocinio, la de salvar mi alma; y reciba juntamente las que con corazón contrito pido en este devoto Ejercicio. Amén.

DÍA NONO.
 MEDITACIÓN
Sobre la preciosa muerte del Santo.
Considera que quien bien vive, muere bien, y quien vive en desgracia de Dios, no hará una muerte feliz. Avisado del médico San Pascual de que se le aproximaba la hora de su muerte, lleno de consuelo, se puso a hacer dulces y fervorosos coloquios a un Crucifijo que tenía a su vista, porque veía cumplidos ya sus deseos. Padecía a violencias del accidente; pero jamás se lamentó ni pidió treguas a sus mortales angustias por el gran deseo que tenia de mas padecer. Tomando después en una mano el Crucifijo, y en la otra el Rosario, con suma tranquilidad, invocando los dulcísimos nombres de Jesús y de María, suavemente espiró. Fue necesario tener expuesto su cadáver tres días continuos por el numeroso concurso que acudía a venerarlo y recibir las gracias que por su intercesión dispensaba el Señor, honrándole con muchos milagros. De su sepulcro, Reliquias, e Imágenes se oían y oyen algunos golpes, con los que da señales y avisos a los fieles de aquello que ha de suceder.¡ Cuan dolorosa y amarga te será la hora de la muerte, y cuan poderosas entonces las asechanzas del enemigo infernal si le has seguido en la vida, y no procuras la asistencia y protección de los Santos para aquel trance final! Por tanto, procura pues vivir en adelante en aquel modo que querrías haber vivido en la hora postrera, e implora del Santo su favor y patrocinio, diciéndole con devoción:

ORACIÓN.
¡Oh gloriosísimo San Pascual que tan sublimado os miráis de todo un Dios! compadeceos de mis miserias, socorred mis necesidades, no menospreciéis las súplicas que con mayor fervor renuevo en este último día de vuestro Novenario. Alcanzadme del Señor cuanto humildemente os he pedido en estos Ejercicios: ponedme para siempre bajo vuestro patrocinio, y conseguidme finalmente, os ruego, todas aquellas virtudes que me son necesarias para hacer un feliz transito a la otra vida, donde para siempre ame, bendiga y alabe al Señor por infinitos siglos. Amén.

SUPLICA
Para concluir el Novenario, y se dirá el último día de los Ejercicios.
Postrado humildemente en vuestra presencia ¡Oh poderosísimo abogado mío, y especialísimo protector, San Pascual! me ofrezco por vuestro devoto y perpetuo siervo. Me regocijo de la gloria que en el cielo gozáis, y de cuanto el Señor os ha honrado en la tierra, haciendo vuestro nombre así glorioso por medio de tantos y tan maravillosos milagros. Suplico por los muchos favores que de Dios habéis recibido, y por la devoción y amor grande que tuvisteis con vida al augusto Sacramento del altar y a María Santísima, me toméis bajo vuestro patrocinio pidiéndoos como por principal gracia, la consecución de la salud eterna de mi alma. Obtenedme un odio y aborrecimiento grande a toda ofensa de Dios, para que libre en adelante de toda culpa, viva siempre inflamado en la caridad de Dios y del prójimo. Asistidme en el mayor conflicto, cual es el de la hora de mi muerte, para que esta sea en gracia del Señor, tranquila y gustosa, y después de ella goce al bendecir, disfrutar y alabar a aquel Dios que con vos siempre se ostentó maravilloso y liberal. Protegedme también en todas mis necesidades temporales, y conseguidme cuanto os pido si es de utilidad a mi alma, pues que a vos de todo corazón me encomiendo con firme esperanza de conseguir cuanto deseo de la divina piedad por vuestra intercesión; aunque mis deméritos me hacen indigno de conseguir gracia alguna del Señor. Amén.

FIN.
Pues tu imán, vida y sustento
Fue el pan vivo celestial.
Logremos por ti, Pascual,
Los frutos del Sacramento.
Sois de la Virgen María,
Pastorcillo, visitado,
Y a Jesús Sacramentado
El cielo te descubría:
Que aun los cielos derretían
De tu amor el ardimiento. Logremos por ti....
La provincia del Bautista en el reino de Valencia, goza la grande excelencia que el cielo su hábito os vista: Clara y Francisco a tu vista lo bajan del firmamento. Logremos, etc.
Con la divina virtud tantos milagros obráis, que a todo mal desterráis y sois fuente de salud: de muertos gran multitud os deben vital aliento. Logremos, etc.
De ciencia infusa dotado, siendo luego sois Doctor, Profeta y Predicador, Teólogo consumado: de alcanzar ciencia abogado al humano entendimiento. Logremos, ele.
Sois Francisco en la humildad,
En la obediencia y pobreza,
Alcántara en la aspereza,
Luis en la castidad,
Un Diego en la Caridad,
Y en toda virtud portento.
Logremos, etc.
Sois del suelo levantado. de tu oración al fervor, crece en el campo el verdor, y es el pan multiplicado: cual Moisés habéis sacado varias fuentes al sediento. Logremos, etc.
Entre herejes preguntados si Cristo en la hostia existe de celo tu fe se viste y lo predica alentado: y aunque
Fuiste apedreado, no morir fue tu tormento. Logremos, etc.
Si Cristo en la hostia está vivo con señas de muerto, tu cadáver señal cierto de vida con golpes da: con voz
Alternado a la hostia el mismo portento. Logremos, etc.
Vos, el Pan Sacramentado, cuando ya mas no pudiste, con los ojos le comiste después de haber espirado: en la. Misa levantado muerto le miráis atento. Logremos, etc.
Con tus golpes admirables celas de Dios los honores, de herejes y pecadores conviertes innumerables: anuncias cosas notables, causas ya horror ya contento. Logremos, etc.
Tiene en ciudad celestial tu alma de Serafín silla, tu cuerpo en Real Capilla descansa en Villa-Real, gajes goza de inmortal, y es de corrupción exento. Logremos, etc.

TORNADA.
Pues tu imán, vida y sustento
fue el pan vivo celestial.
Logremos por ti, Pascual,
Los frutos del Sacramento.
Ora pro nobis B. Paschalis.
Ut digni efficiamur promissionibus Christi.

OREMUS.
Deus, qui B. Paschalis, Confessorum tuum mirifica erga Corporis et Sanguinis tui sacra mysteria dilectione decorasti: concede propitius, ut quam elle ex hoc divino convivio spiritus percepit pinguendinem, eamdem et nos percipera mereamur. Qui vivis et regnas in saecula saeculorum.
 Amén.

Novena al glorioso San Roque: abogado contra el contagio y peste



PRIMER DÍA.

Por la señal de la santa cruz
ACTO DE CONTRICIÓN.
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Criador y Redentor mío, por ser vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón de haberos ofendido: propongo firmemente la enmienda, y espero en vuestra infinita misericordia que me habéis de perdonar y salvar. Amén.

ORACIÓN.
Dios y Señor de todo lo criado, que lo dispones todo, y nada sucede que no sea efecto de tu admirable providencia: yo te doy gracias por aquella con que quisiste honrar en su nacimiento al bendito San Roque, disponiendo saliese adornado del vientre de su madre con la señal de tu cruz santísima para admiración de los circunstantes, y explicación de los altos fines á que le ordenabas. Te suplico, y humildemente ruego, que pues en vuestra Cruz estuvo pendiente la salud del mundo, por ella nos libréis, y á toda nuestra España, del temeroso castigo del contagio y peste; para que logrando todos esta piedad, imitemos á San Roque, que jamás se apartó de tu cruz, y con el Santo cantemos himnos de alabanza continua á ti, Señor, que vives y reinas con el eterno Padre, por los siglos de los siglos. Amén.
Ahora cada uno pide el favor particular que desea alcanzar del Santo por medio de esta Novena.


ORACIÓN
PARA TODOS LOS DÍAS.
¡Oh Dios omnipotente, Señor de los, cielos y de la tierra, en cuyas manos está la muerte y la vida, la salud y el remedio! Cuidadoso siempre de la salud de los hombres concedisteis al bendito San Roque el singular privilegio de que fuese protector, abogado y tutelar, contra todo género de contagio, peste y epidemia, accediendo á la súplica que el mismo Santo os hizo cercano á la muerte, según se vida en la lámina que se halló junto á su cadáver-, y decía: "Los que fueren heridos de peste, e imploraren el favor de Roque alcanzarán salud." Yo os doy gracias por favor tamaño, y humildemente os suplico su más cabal cumplimiento, seguro de que primero faltarán los cielos y la tierra, que tu palabra. Por la que disteis al glorioso San Roque, por sus grandes merecimientos, y especial caridad con que asistió á los apestados de Acqua-pendente, Roma, Gasena, y Plasencia; atended á toda la Nación española librándonos ahora y siempre de todo contagio, epidemia y peste, no solo de las que pueda contraer el cuerpo, si también de las quedan infección a las almas; culpas, herejías, y malas doctrinas. Esto, Señor, os pedimos en esta Novena, junto con la salud de nuestros católicos Monarcas, extirpación de las herejías, exaltación de la santa fe católica, y gracia para todos que nos haga agradables á ti Dios mío, que con el eterno Padre y el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén Jesús.
Ahora se reza cinco veces el Padre nuestro. Ave María con Gloria Patri. Acabados estosse dice por tres veces Señor pequé tened misericordia de mi. Bendito y alabado sea el santísimo Sacramento del altar, y la purísima é inmaculada concepción de la bienaventurada virgen María. Amén.

ORACIÓN á María Santísima para todos los días.

Inmaculada siempre virgen María, reina y Señora de los ángeles, amparo del género humano, consuelo de afligidos, trono de la gracia, madre de los pecadores , la más poderosa y rica, la más dulce y amable, la más sabia y llena de gracias, la más querida y regalada de la beatísima Trinidad, hija dignísima del Eterno Padre; madre del unigénito Hijo, y esposa del Espíritu Santo, y la mas excelente entre todos los celestiales espíritus: yo venero con todo el afecto de mi corazón las inefables excelencias con que os adornó y privilegió la Trinidad santísima en el instante primero de vuestra inmaculada concepción ; humildemente os suplico me alcancéis de su inmensa majestad el perdón de todos mis pecados, un perpetuo horror á ellos, un continuo ejercicio de las virtudes, con un amor firmísimo á mi Dios; y os ruego, Señora mía, que como madre protectora y patrona universal de nuestra España en el misterio, de vuestra inmaculada concepción, la libréis de todo género de contagio y epidemia con que se ve afligida, haciéndola florecer cada día con mayores aumentos en la fe, en la piedad, y en todas las virtudes: también os suplicamos alcancéis perpetua tranquilidad para la santa Iglesia; paz entre los príncipes cristianos, saludable penitencia á los pecadores y la conversión de los infieles, y en particular las gracias que os pido en esta novena , si es para mayor gloria de Dios y bien de mi alma. Amén Jesús.


SEGUNDO DÍA.
Por la señal de la santa cruz.
Señor mío Jesucristo &o.
ORACIÓN.
¡Oh Dios infinitamente sabio! Yo admiro las luces conque ilustrasteis al bendito San Roque: solo ellas podían hacerle entender en la tierna edad de doce años la necesidad de la penitencia; así es que ya entonces maceraba y castigaba su cuerpo con ásperas disciplinas, y ayunos rigurosos; cerrando de este modo en su alma las puertas al contagio de la culpa. Yo os suplico, y humildemente ruego, que por aquellas penitencias y mortificaciones con que preservo su cuerpo y alma de la peste de los vicios, preservéis la mía de todo mortal pecado, y mi cuerpo de toda epidemia, para que así me emplee en vuestro santo servicio , haciendo penitencia de mis culpas, y pidiendo por la salud de todas las almas, por las necesidades de la Iglesia, y por la preservación de peste á todos estos Reinos , á ti Señor, que vives y reinas siempre y por siempre. Amén.
Ahora cada uno pide al Santo el favor particular que desea alcanzarconcluyendo con las oraciones para todos los días.

TERCER DÍA.
Por la señal....
Señor mió Jesucristo &c.
ORACIÓN.
¡Oh Dios amabilísimo! ¡Bendito seáis para siempre! ¡Bendita y ensalzada vuestra bondad eternamente! Rico y poderoso dejasteis, por amor á los hombres, las mas imponderables riquezas, bajando á la tierra y necesitado, ¡ ó amor singular! El movió al bendito S. Roque á la heroica resolución de renunciar y vender su hacienda para los pobres, y despreciar los bienes todos de la tierra por imitar vuestra suma pobreza, y huir así de la peste que traen consigo las honras y riquezas del mundo. Yo os suplico por los méritos de vuestro Siervo, concedáis á mi corazón un verdadero desinterés cristiano, con el que sepa apartarme del pestífero contagio de vanidad y soberbia que suelen causar los bienes del siglo, y humildemente os ruego que implorando el auxilio de San Roque, como lo hago con todas las venas de mi alma, quede yo y todo este Reino exento de cualquiera peste de cuerpo y espíritu para serviros ahora, y siempre. Amén.

Ahora cada uno pide al Santo el favor particular que desea alcanzar \ concluyendo con las oraciones para todos los días.

CUARTO DÍA
Por la Señal....
Señor mío Jesucristo &c.
ORACIÓN.
¡Oh Dios compasivo! Tu Señor cargaste con todas nuestras enfermedades, dolores, y trabajos, como si fueran propios , y tú hiciste que el bendito San Roque imitase esta compasión con sus prójimos : yo admiro el amor con que servía, y celo compasivo con que asistía los apestados en el hospital de Acqua-pendente; y os suplico, Señor, por la caridad de este vuestro bendito Siervo que á todos los que nos valiéremos de su protección nos anime con espíritu compasivo hacia nuestros hermanos, asistiéndolos en sus enfermedades y aflicciones, y procurándoles todo alivio. Que nos veamos libres de toda peste y epidemia, dándonos gracia para serviros y amaros en esta vida, y gozaros en la gloria por los siglos de los siglos. Amén. Ahora cada uno pide al Santo el favor particular que desea alcanzarconcluyendo con las oraciones para todos los días.

QUINTO DÍA.
Por la Señal...
Señor mío Jesucristo &c.
ORACIÓN.
¡Oh Dios incomprensible!. Que impenetrables son tus juicios! Tu Señor castigas al que amas; y con el regalo de las tribulaciones y trabajos hermoseas á tus hijos, como el oro por medio del fuego. Así al bendito San Roque hiciste blanco de tu amor, probándole con enfermedades y calenturas malignas, hasta permitir que con una saeta fuese traspasado uno de sus muslos. ¿Más que hermoso no se dejó ver revestido de una paciencia invencible en medio de sus intensos dolores y aflicciones? Con ella refaccionaba sobre lo mismo que padecía; y hallándose humillado por la mano de su Dios, huía la vanidad y estimación propia en que podía caer al verse aplaudido de los hombres. Yo os suplico Dios y Señor mio, que por los actos de virtud que ejecutaba San Roque entre sus penas y trabajos, me concedas, y á todo este Reino, que seamos preservados de la rigurosa saeta de la peste: de toda vanidad y amor propio, haciéndonos llevar con paciencia y resignación los trabajos que os dignéis enviarnos como amoroso Padre, hasta que os veamos en la gloria. Amén.
Ahora cada uno pide al Santo el favor particular que desea alcanzarconcluyendo con las oraciones para todos los días.

SEXTO DÍA.
Por la señal...
Señor mío Jesucristo &c. 

¡Oh Dios misericordioso! Muchas son las pruebas que has dado al hombre para que en solo Vos ponga toda su confianza. Tu bondad infinita, la fidelidad con que cumples tus promesas, tu omnipotencia gritan á que la criatura espere en solo Dios si no quiere ser confundida. Penetrado de estos sentimientos el glorioso San Roque, no imploraba otro auxilio que el tuyo; y su esperanza no quedó defraudada, cuando enfermo y solo en un desierto, Vos cuidasteis de que un perro le llevase todos los días un pan, que tomaba de la mesa de su amo; y que la medicinal lengua de este animalito mundificase la llaga del Santo. Yo os suplico por aquel desamparo en que se vio San Roque, y confianza santa con que supo llevarle, concedas á cuantos esta novena hiciesen, la verdadera medicina de tu divina palabra, alimento necesario á nuestras almas para que aprovechándonos de ella, el espíritu quede sin heridas, y el cuerpo libre de todo contagio por la intercesión poderosa del Santo, que goza, y gozará eternamente de tu presencia. Amén.

Ahora cada uno pide al Santo el favor particular que desea alcanzarconcluyendo con las oraciones para todos los días.

SÉPTIMO DÍA.
Por la señal...
Señor mío Jesucristo &c.
ORACIÓN.
¡Oh Dios y Redentor mío! Yo me confundo á vista de mi inestabilidad, y vuestra constancia. Tu ánimo siempre igual y firme en medio de los mayores ultrajes, y afrentas: el mío, caña débil, que se mueve y dobla al viento ligero. Tu venciendo con espíritu constante á tus enemigos cuando te prendieron, y trataron como á ladrón é inicuo. Yo vencido siempre de mis contrarios aunque débiles y flacos. Te suplico, y encarecidamente ruego, adornes mi alma con la preciosa virtud de la constancia: así como dispusiste darnos en San Roque un ejemplar perfecto de ella, cuando volviendo á Monpeller su patria, sin embargo de ser preso por sus mismos vasallos, puesto en la cárcel, y tratado como espía y traidor, se dejó ver tranquilo y sereno, muy superior á todas estas afrentas. Por los méritos de vuestro siervo San Roque, y lo agradable que nos es su memoria, concedednos vuestra divina gracia, para que fortaleciendo con ella nuestro espíritu, triunfemos de todos los enemigos, y libres de cualquier contagio en el alma y cuerpo, nos dispongamos para ver al Santo en la gloria, y gozar de vuestra majestad suprema, que con el eterno Padre y el Espíritu Santo, vives y reinas. Amén.

Ahora cada uno pide al Santo el favor particular que desea alcanzar; " leyendo con las oraciones para todos los días.

OCTAVO DÍA.
Por la señal...
Señor mío Jesucristo &c.
ORACIÓN.
Oh benignísimo Jesús y Señor mío !Para librar a los hombres de la muerte elegisteis morir por el hombre que siendo así, que tenias escogido al bendito San Roque para abogado, protector y tutelar contra las pestes y contagios, quisisteis que fuese herido y muriese de ella: yo os suplico, que pues en esto mismo os imitó el Santo, me concedáis, y á cuantos implorasen el auxilio de San Roque, que seamos libres en cuerpo y alma del azote de toda peste, y que no haya acción, palabra ni pensamiento en toda nuestra vida, que no sea una imitación completa de la vuestra, para que por tu divina misericordia, é intercesión poderosa del Santo; vayamos á veros y gozaros por los siglos de los siglos. Amén.
Ahora cada uno pide al Santo el favor particular que desea alcanzarconcluyendo con las oraciones para todos los días.

NONO DÍA.
Por la señal..
Señor mío Jesucristo &e.
¡Oh Gloriosísimo Dios y Señor de los altares! Jamás dejaste sin honor, y gloria al que lo merecía: Así es, que después de las humillaciones, y abatimientos de tu Hijo, mi Señor y Redentor, verdaderos méritos en tu presencia no pudiste menos que disponer, se manifestase su gloria haciendo, que resucitasen los muertos, se confundiesen sus enemigos, y lo publicasen, sus Apóstoles. Así también dispusiste , Señor de mi alma, que después de muerto S. Roque, pobre, mortificado, humillado y abatido; recibiese los mayores honores, y cultos más solemnes; haciendo glorioso su sepulcro, por la multitud de milagros, y célebre su nombre en muchas provincias, escogiéndole á porfía por especial protector contra la peste. Yo os suplico, que por los méritos de este glorioso Santo y por lo que quisisteis honrarle., concedáis á todos el favor de que nos veamos libres de todo contagio: exaltada nuestra Religión santa, extirpadas todas las herejías, puras y sin mancha nuestras almas; para que de este modo serviros ahora, gozaros después de nuestra muerte. Amén.
Ahora cada uno pide al Santo el favor particular que desea alcanzar , concluyendo con las oraciones para todos los días.. Ora pro nobis, beate Roche.  Ut á pestesive morbo epidemia liberemur.
OREMUS.
Omnipotens Sempiterne Deus, qui meriiis et precibus beatissimi Rochi Confessoris tui quamdam pestem hominum generalem gratiose revocastiprasta supplicibus tuisut qui pro simili peste revocando, ad tuam confugiunt fiduciam ipsius gloriosi Confessoris precamine, ab ipsa infirmitate et ab omni perturbatione liberentur. Per Dominum &c. fy. Amén.


Nueve Oraciones de San Gregorio:EN REVERENCIA DE LA SAGRADA PASION Y MUERTE DE NUESTRO REDENTOR JESUCRISTO


INDULGENCIAS.
A estas nueve oraciones de San Gregorio concedió este Santo Pontífice, y lo ratificaron otros muchos, rezando al fin de cada oración un Padre nuestro, Avemaría y Gloria Patri, cada día rezadas, muchísimos años de indulgencia. Dichas en los viernes se ganan dobles. Y dichas en viernes Santo ocho indulgencias plenarias.
Hagamos este obsequio á las ánimas.

Santa Apolonia, Virgen y Mártir. Su vida y su leyenda.

Santa Apolonia, Virgen y Mártir. Su vida y su leyenda.
Santa Apolonia, Virgen Y Mártir. 
 El martirio de la bienaventurada virgen y mártir santa Apolonia, escribió san Dionisio Alejandrino en una epístola, que refiera Eusebio Cesariense en su Historia eclesiástica, de esta manera.
Fue santa Apolonia de la ciudad de Alejandría, y vivió toda su vida virgen, con gran recato, modestia y ejemplo. Estaba en aquella ciudad un mago ó hechicero, cruelísimo enemigo de cristianos,

Vida de los Santos: San Jorge su leyenda

Leyenda de San Jorge Leyenda Aurea vida de los santos

Fue San Jorge natural de Capadocia, hijo de padres nobles y ricos, y desde su niñez criado en la religión cristiana; el cual siendo ya mozo y de muy gentil disposición y grandes fuerzas, siguió ir a guerra, y por su gran valor le hicieron tribuno ó maestre de campo, en el ejército del emperador Diocleciano que honró mucho a San Jorge por sus grandes partes, no sabiendo que era cristiano, pensando servirse de él en cosas grandes y hazañosas. Sucedió, que queriendo el emperador perseguir á la Iglesia católica, y desarraigar, si pudiera, del mundo la fe de Jesucristo nuestro Redentor, para que floreciese mas el culto de sus falsos dioses, de los cuales engañado, creía que estaba colgada su felicidad y la majestad de su imperio; propuso a sus consejeros y ministros la voluntad que tenia de perseguir y acabar con atrocísimos tormentos a todos los cristianos que pudiese haber á las manos, pidiéndoles para esto su servicio y consejo. Y como la lisonja es tan poderosa y tan común en los palacios de los príncipes, todos los circunstantes loaron y aprobaron la determinación del emperador. Solo San Jorge que se halló presente, la repugnó como cosa injusta y contraria al culto del verdadero Dios, cuyo amor y religión tenía en su pecho aparejado á perder antes la vida que apartarse un punto de ella. De las palabras que dijo San Jorge, conoció el emperador y todos los que le oyeron, que era cristiano, y procuraron desviarle de aquel propósito, poniéndole delante la flor de su juventud, su nobleza y riqueza y gallardía, los favores y mercedes que había recibido del emperador, y las que en adelante podía recibir, y los daños que se le podían seguir no sacrificando a los dioses como Diocleciano se lo mandaba: mas el verdadero soldado de Cristo no se turbó ni enflaqueció, antes volviéndose al emperador le dijo: Mejor seria, o Diocleciano, que tú conocieses y adorases al verdadero Dios, y le ofrecieses sacrificio de alabanza ; porque así te daría otro reino mas excelente que el que tienes al presente; porque esto es frágil y caduco, y en un punto se acaba, y todo lo que hay en él, y por su misma naturaleza es breve y se desaparece entre las manos y no puede aprovechar al que le posee. Y teniendo yo este conocimiento y luz, no le canses, ó emperador, en persuadirme que deje a Dios verdadero; porque ni tus promesas me podrán ablandar, ni espantar tus amenazas. Al día siguiente le volvieron á su tribunal, y después de varias demandas y respuestas, lo mandó atormentar con una cuerda armada por todas partes de puntas aceradas que despedazaban las carnes del santo, en el cual tormento fue consolado con una voz del cielo que le dijo: Jorge no temas, que yo estoy contigo; y de un varón resplandeciente y vestido de ropas blancas, que le apareció y lo dio la mano y animó en sus penas. Algunos se convirtieron á la fe de Cristo nuestro Redentor por la constancia de San Jorge y entre ellos dos pretores, varones de grande autoridad, que se llamaban Anatolio y Protoleo, los cuales fueron descabezados por Cristo. Pero en tanto eran mayores los tormentos que daban al santo, tanto era mayor la paciencia y constancia con que los sufría, y la alegría de los cristianos y confusión de los gentiles, y el furor y rabia del emperador, que no sabía qué medio tomar para vencer al santo mártir que se mostraba invencible en tan exquisitos tormentos. Finalmente se resolvió a hablarle con blandura y rostro halagüeño, exhortándole a no ser tan obstinado y perder su gracia, y ofreciéndole grandes honras y beneficios si le obedecía como á padre: y el santo, para que más se manifestase la virtud de Dios le dijo: Si quieres, emperador, vamos al templo y veamos á los dioses que vosotros adoráis: y el emperador con gran regocijo, creyendo que Jorge se había ya reconocido y trocado, mandó convocar al senado y pueblo para que fuese al templo, y se hallasen presentes al sacrificio que Jorge había de ofrecer. Entraron en el templo, y estando todos mirando al santo, él se llegó á la estatua de Apolo que allí estaba, y extendiendo la mano le dijo: ¿Quieres recibir sacrificio de mi como Dios? y diciendo esto hizo la señal de la cruz, y entonces el demonio que estaba en la estatua respondió: Yo no soy dios ni es dios otro alguno, sino solo el Dios que tú predicas. El santo dijo: Pues ¿cómo osáis estar aquí en mi presencia, que conozco y adoro al verdadero Dios? En diciendo estas palabras, se oyó un alarido y aullido triste y lloroso que salía como de la boca de aquellos ídolos, y todos ellos cayeron y se hicieron pedazos. Luego que los sacerdotes vieron esto, incitaron al pueblo, y echando mano del santo, le ataron y dieron muchos golpes, dando gritos y clamando al emperador, que les quitase aquel mago de delante, y le acabase la vida antes que ellos perdiesen la suya por ver afrentados á sus dioses ; y el emperador movido de las voces de los sacerdotes y de su propia fiereza e impiedad, y de un gran número de gentiles que se habían convertido a la fe de Cristo, por ver caídos y desmenuzados los ídolos con la virtud y oración de San Jorge ; le mandó degollar para que él no pasase adelante. Llevaron al santo al lugar del suplicio, y él rogó a los verdugos que le diesen un poco de espacio para hacer oración; y habiéndosele riquísimo y perpetuo de todos los que confían en vos, y hacéis mercedes a los que os aman, aun antes que os lo pidan ; oídme, Señor : y pues por vuestra misericordia me habéis dado paciencia y fortaleza para padecer tantos tormentos, y confesar vuestro santo nombre, recibid ahora mi alma y colocadla en esas vuestras moradas eternas donde están vuestros escogidos. Perdonad á esta gente ciega lo que contra mí y contra los otros siervos vuestros han hecho, y dadles luz para que se conozcan y os conozcan, pues queréis que todos se salven: dad la mano a lodos los que os invocan y os piden favores, y un temor santo y una caridad encendida, para que amándoos a vos sobre todas las cosas, imiten a los santos y sigan sus pisadas, y gocen con ellos de vos, cuyo es el reino y la gloria y toda la bienaventuranza. Acabada esta oración, puesto de rodillas, extendió el cuello al cuchillo y murió en el Señor el 23 de abril, imperando el sobredicho Diocleciano. Fue martirizado en Persia en la ciudad de Ciospoli; aunque otros dicen que fue en Armenia. El martirio de San Jorge fue muy ilustre y muy celebrado en todas las iglesias do Oriente y Poniente, y los griegos por excelencia le llaman « el Mártir San Jorge » San Germán, obispo de París, volviendo a la peregrinación que hizo a Jerusalén, trajo el brazo de San Jorge que le había dado el emperador Justiniano como un riquísimo tesoro, y colocó en París en la iglesia de San Vicente. En Roma se guarda la cabeza de San Jorge en la iglesia de su nombre, la cual puso allí Zacarías, papa, como se escribe en el libro de los romanos pontífices. San Gregorio papa reparó una iglesia del mismo santo mártir, como él mismo lo escribe en la epístola 58 del lib. í., indic. i. Otro brazo del mismo mártir fue llevado á Colonia, y por él hizo Dios muchos y grandes milagros, como se ve en los actos de San Annon, obispo de Colonia; y Gregorio, obispo de Turs, escribe también de sus reliquias y milagros, de Gloria Marlyrum, cap. 101. Justiniano, emperador, hizo un templo suntuoso a San Jorge . Los reyes en sus batallas le tienen por particular abogado, y la Iglesia romana suele invocar á San Jorge a San Sebastián y a San Mauricio, como especiales protectores contra los enemigos de la fe.